miércoles, 21 de febrero de 2018

¿Cómo resolvemos los conflictos en el aula?

Hoy toca reflexión...

Después de varios años en la docencia, viendo diariamente a niños y niñas de edades entre 3 y 6 años; y realizando cursos y formación sobre metodologías activas; cada día estoy más convencida de que hay muchísimas cosas más importantes en la etapa de educación infantil que la lectura y la escritura.

¿Qué hay de los valores y las emociones? En esta etapa los niños deben conocer el respeto, la gratitud, la solidaridad, el cariño, la empatía... deben darle forma y nombre para afianzarlo.



Pero no sólo basta con hablar de ello en el aula, hay que dar ejemplo, sobre todo en infantil, ya que el poder de imitación hacia la figura adulta es "super poderoso" tanto en lo bueno, como en lo malo. Diariamente intento ir cargada de valores al aula y ponerlos en práctica de la mejor manera posible para que alguno, aunque sea sólo un poquito, los vaya adquiriendo.

En mi aula la seño (yo) se equivoca y pide perdón, da las gracias cuando le dan algo que ha caído al suelo o estaba en otro lugar, pide por favor que le acerquen la goma, que apaguen la luz, que cierren la puerta... y luego lo agradece. PERDÓN, GRACIAS, POR FAVOR, palabras mágicas que a quien se le olvida, intento recordar una y otra vez.

Pero cuidado con el PERDÓN...
¿Qué pasa si dos niños se pegan? No me vale... "Fulanito, pídele perdón a Menganito y dale un abrazo" ¿Por qué? Porque ha habido un conflicto que se va a volver a repetir seguramente, y el perdón en ese caso no es verdadero, pues ni si quiera miran al compi a la cara para pedirle perdón, ahí no hay sentimiento.
¿Qué hacemos en clase entonces? Lleva más tiempo pero... llamo a los dos implicados e intento hacer de mediadora, cada uno da su versión de los hechos, si sube de tono le digo que hablé más bajo y tranquilo para que le entendamos mejor, después habla el otro implicado. No me importa quién haya empezado a pegar, sólo queremos saber el porqué ha empezado todo, no quién.
La sorpresa es que siempre se podría haber sustituido la "pelea" por palabras, y ahí es cuando entra mi frase célebre "las cosas se solucionan hablando".
Se lo vuelvo a repetir, "si te molesta algo se lo dices al compañero", por ejemplo "por favor, echa la silla un poco para allá que no puedo pasar" no le empujamos, ni le gritamos, porque pegando no se va a enterar de lo que queremos o de cómo nos sentimos, sólo se enterará si se lo decimos hablando. "No me gusta que me llames Pepita, me llamo Pepa" aquí les explico que a lo mejor el compi le ha llamado "Pepita" porque le hace gracia y realmente no sabe que a Pepa le molesta que le llamen "Pepita".... y así con cualquier otra cosa.

Otra situación que se da mucho, viene uno llorando y otro a su lado asustado diciendo "ha sido sin querer, le he pedido perdón", ejemplo: dos se han chocado, uno está bien pero el otro ha caído al suelo y está llorando. Entonces les digo que a mí no me tienen que pedir perdón, si dos se han chocado, uno está bien, lo que tiene que hacer enseguida es levantarse y ver qué tal está el otro, ver si se ha hecho daño, si le duele... y ya después el perdón le saldrá sin pensarlo.

Pues es curioso como últimamente, y tras trabajar todo lo anterior desde principio de curso, veo a niños que cuando ven a un compi llorar van enseguida a ver si está bien. A niños que se chocan sin querer (que les pasa bastante) y acuden enseguida a ver qué tal está el compañero más afectado. Niños que acarician la rodilla, el brazo, la cabeza... del que se ha golpeado e incluso le recita el "sana, sanita, culito de ranita..." así que merece la pena escucharles, ayudarles a mostrar sus emociones, ayudarles a que se expresen, a darle nociones de cómo resolver los conflictos, aunque requiera más tiempo que el simple "pidele perdón y dale un beso".

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